InicioArtículosEl Esfuerzo de aprender y hablar en libertad

La vida, el día a día, nos da la oportunidad de aprender. La misma naturaleza, el comportamiento de las plantas y los animales es una fuente de sabiduría. Podemos aprender también de las personas de nuestro entorno, de sus experiencias, de los intelectuales, de los libros, y también de las nuevas tecnologías. Internet, sin duda, nos pone delante de nosotros un montón de posibilidades. Nuestras propias experiencias, los miedos y las victorias, seguro que es una fuente enriquecedora de sabiduría.

El resultado de hacer el esfuerzo de ser receptivos a todo lo que nos rodea y al mismo tiempo interesarnos por el aprendizaje de cosas nuevas nos llevará a ser más sabios y cultos. Y eso, sin ningún tipo de duda, nos hará socialmente más nobles.

Sin embargo, aparte del esfuerzo del aprendizaje y asimilación, los seres humanos tenemos la posibilidad de pensar, razonar y analizar todo aquello que nos comunican, todo aquello que nos enseñan. Tenemos la posibilidad de juzgar si lo que nos transmiten tiene una base lógica y razonable o no. Para hacer el esfuerzo de pensar, la sinceridad con nosotros mismos es básica; así como la ausencia de perjuicios, ideas religiosas, políticas, culturales…., que pueden distorsionar el resultado objetivo de nuestros pensamientos.

El Esfuerzo de hacer éste análisis mental de las cosas aprendidas nos hará más humanos, más personas.

Sin embargo, las personas, además de aprender y pensar, tenemos la posibilidad de hablar, la posibilidad de expresarnos. El resultado final de hacer el esfuerzo de opinar públicamente del que hemos aprendido, analizado y pensado nos hará más libres.

La libertad, entendida como la expresión de lo que realmente creemos, es la principal herramienta de motivación para conseguir todas aquellas cosas que nos proponemos.

En nuestra sociedad, los valores de la cultura del esfuerzo, en general, no están muy de moda. Preferimos hacer todo aquello que se puede conseguir sin o con el mínimo esfuerzo.

Lo consideramos unos derechos históricamente y culturalmente adquiridos. Preferimos que sea la misma sociedad la que nos diga lo que tenemos que hacer, saber, comprar, opinar…, pero todos estos mensajes están cargados de intereses intencionados que, aprovechando nuestras carencias, limitan enormemente nuestra libertad

Hacer el esfuerzo de aprender, pensar y hablar en libertad. Espavila’t.

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